El Poder de la Oración de la Carpa

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Imagen de Marcel Dominic en Pixabay

La Oración de la Carpa ha ayudado de forma profunda y estable a muchas personas.

Si aún no la conoces …  Sigue leyendo →

A veces nos cuesta aceptar y entender los misterios del espíritu. Este es el motivo por el que me atrevo a comentarles una, –entre tantas–, de las experiencias que llegaron hasta nosotros.

Lo que cuento es lo que me han transmitido. Me limito a transcribirlo tal cual lo recibí de viva voz, eso sí, cambiando los nombres y algunas circunstancias para que no se reconozcan los protagonistas reales. Este es el testimonio

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Hace algún tiempo me sugirieron la posibilidad de poner en práctica la llamada Oración de la Carpa, con algunas de las personas de mi familia que me estaban haciendo sufrir, en concreto, con mis tres hermanos.

Pero empecemos por el principio, por mí. Después de un largo proceso espiritual logré encontrar una situación de paz y armonía personal. Desde este estado cada reunión familiar era para mí melodramática y lo pasaba bastante mal. Mis dos hermanos y mi hermana, estaban en otra dimensión. Me dije: «Quisiera encontrarme con mis hermanos, como cuando éramos jóvenes, adolescentes y niños. Pero ahora no los encuentro, son otros, uno con problemas de adicción al juego; otro depresivo y la más pequeña con problemas con el alcohol. Y, por encima, cada reunión familiar terminaba con una pelea. Yo extrañaba mucho como eran antes«.

En el Acompañamiento Espiritual me sugirieron algo así:
– Los que eran antes ya no existen, han muerto, ahora son como son. Los tienes que aceptar así. Los otros hermanos, con los que quieres verte en este momento, no están, han muerto. Ofrece a cada uno en la Oración de la Carpa y acepta la realidad de que esos que quieres encontrar, no están.
Aunque me costó un poco entenderlo (ya saben cómo es la mente), me armé de valor e hice la Oración de la Carpa. Primero con uno de mis hermanos. Para mí, fue como un duelo. Los estaba despidiendo. Días después el otro y más tarde el último de mis hermanos. En los tres procesos me pasaba horas llorando, insisto, como si fuera un duelo. Fue muy fuerte pero seguí con la oración.

Después de unos días me vino una gran paz. Y, no sé cómo ni cuándo la relación con mis hermanos se transformó por completo. Cada vez que les veía o hablaba con ellos en ningún momento me sentía angustiada o tensa, como antes. Empecé a verlos cómo son, con sus adicciones, con sus problemas. Dejé de insistirles que tenían que cambiar su forma de vida y de darles consejos. No hacía ni decía nada, solo escuchaba. En algunas ocasiones daba alguna sugerencia pero solo si me preguntaban. A partir de ese momento solían comentarme: –¿Qué te pasó? Estás rara. Les contestaba: – Estoy bien. No me pasa nada.

Se fue moviendo el tiempo–alrededor de un año, más o menos– y hasta hace unos días no fui consciente de todo lo que estaba viviendo, porque no podía atar los hilos de que lo que había sucedido tenía que ver con la Oración de la Carpa.

¿Qué es lo que había sucedido?

Mis tres hermanos empezaron a cambiar. Sí, sí, de forma continua y progresiva. Valga decir que soy consciente de que es posible de que alguna de las situaciones no se puedan revertir pero ellos están en un nuevo Camino. Y lo que les movió y motivó uno de ellos me lo hizo ver cuando me comentó en tono jocoso: –Tú me hiciste algo, no sé que me hiciste pero te lo agradezco porque me están pasando cosas increíbles. Eso sí. Tengo tantos problemas que no sé a cual acudir, pero me siento bien.
Claro hermano –le respondí yo– los problemas ya los tenías, pero tu adicción al alcohol no te los dejaba ver y te ahogaban pero no les prestabas atención, los evadías bebiendo. Ahora eres consciente de ellos y estás buscando soluciones.

Ahí me di cuenta de que justo cuando yo decidí soltarlos, entregarlos, dejárselos a Jesús y dejar de sufrir por ellos, empezó el cambio. Reconozco que lloré mucho, hice como un duelo, porque aquellos que yo quería no existían.

No sé cómo les van a ir, a partir de ahora, las cosas. Mi hermano lleva muchos con su adicción al alcohol, pero ahora mismo hace más de tres meses que no toma ni una gota. Me comentó que el otro día tuvo una tentación y probó un poco de vino e inmediatamente salió corriendo al baño porque empezaron a darle arcadas.

Los tres, por su cuenta, empezaron a dar giros bruscos en su existencia. No voy a entrar en los detalles de cada uno pero lo cierto es que los tres han buscado ayuda y los tres están en tratamiento terapéutico y abiertos a nuevas alternativas a su forma de vida.

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Muchos aprendizajes de la vida, muchas enseñanzas nos llegan cada día. Se dan sanaciones profundas en el momento en que las personas se encaminan hacia su interior y se encuentran consigo mismas, con su SER, «más allá» de las razones que la mente puede comprender.

Puedes dar crédito o no a lo que has leído. La propuesta es la siguiente: si tienes una situación personal que resolver o la de alguien cercano, siempre puedes hacer la prueba y comprobarlo por ti mismo.

Haz la «Oración de la Carpa«, haz la experiencia, prueba. No tiene contraindicaciones, ni gastos de envío; solo tienes que hacer ese sencillo ejercicio espiritual con el corazón, con buena intención y dedicar unos minutos. Y entonces, sabrás si es real o no.

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Hasta aquí el testimonio sobre el Poder de la Oración de la Carpa.

Gumersindo Meiriño Fernández

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