Mosca o Abeja: El Arte de Elegir lo que Nutre el Alma
|Mosca o Abeja: El Arte de Elegir lo que Nutre el Alma

El otro día leía, lo que el místico hindú Yogananda, escribió sobre la mosca y la abeja y se me antojó que es fantástico para reflexionar.
Hay seres humanos irreflexivos que NO pueden resistir al Poder Magnético de los Deseos Materiales (como las moscas que NO diferencian entre la suciedad y la miel, SINO que revolotean de la una a la otra. Pero la abeja sólo se siente atraída por la dulzura de la miel), por muy impuros que sean. Puede que algunas de estas personas, de vez en cuando, muestren interés por Dios y la Meditación, pero en cuanto se presente otra tentación, la vida material las cautiva de nuevo. El devoto es como la abeja: únicamente ama aquello que es hermoso y puro; ve, oye, huele, gusta y toca nada más que lo que es bueno. Él desea la bondad; se siente atraída por ella, y busca en todo momento el dulce néctar de la Presencia del Señor en la Meditación.
Antes que nada, sé sincero con Dios. Sé Humilde mientras intentas aprenderlo todo, mediante la Receptividad Interna, de los labios de Dios.
Y ahora, saco mis propias conclusiones. Obvio espero que tú saques las tuyas, que sirven siempre y cuando las pongas en práctica, claro está.
Cultivar el Discernimiento espiritual:
Elige siempre lo mejor; no te contentes con menos. Has sido elegido y llamado a lo más elevado. Sin embargo, es fundamental aprender a distinguir entre el barro, la suciedad y la miel. No son lo mismo, aunque, curiosamente y con frecuencia, escogemos lo que nos mancha y hace sufrir. Sin embargo, tú eres quien decide: eso es el discernimiento. ¿Basura o miel? La elección es tuya.
Perseverancia y Experiencias:
La elección de la miel se consolida con el tiempo. Solo quien ha probado la miel ya no vuelve a buscar lo sucio. Por eso, es importante tener experiencias dulces que te acerquen a lo que produce estos frutos maravillosos. Algunos, como «monos locos», van de un lado a otro sin rumbo. Recuerda: tú eliges si ser mosca o abeja.
Los cinco sentidos te prueban:
- Gusto: ¿Qué y cómo saboreas la comida?
- Vista: ¿Qué miras y cómo lo miras? Hay miradas que hieren y miradas que sanan.
- Tacto: ¿Cómo das la mano? ¿Cómo la recibes? ¿Cómo entregas y recibes las cosas? En los gestos hay aprecio o desprecio. Benditas manos que abrazan y acarician.
- Olfato: ¿Qué olores y perfumes te atraen? El aroma va directo al cerebro. ¿Qué perfume desprendes, tanto físico como energético, cuando caminas por la vida?
- Oído: ¿Qué escuchas y cómo lo escuchas? ¿Insultos, música estridente, motores ruidosos, gritos… o sonidos que elevan el alma y el cuerpo?
Receptividad Interna:
Si no estás receptivo a lo que la Vida te ofrece en cada momento, ¿cómo vas a distinguir entre lo bueno y lo malo, entre la basura y la miel? ¿Cómo?
Abre tu corazón a lo que va más allá de las apariencias externas. Aliméntate de lo sano y puro. ¡Sé abeja!
Hermanas Preguntas:
- ¿Me he dejado llevar por deseos materiales hoy, sin distinguir lo que era dulce de lo que era basura?
- ¿He dedicado tiempo a conectarme con mi espiritualidad y con lo profundo de mi ser, para poder discernir?
- ¿He actuado con humildad y receptividad a lo que ha tocado vivir, sabiendo que puede ser un mensaje para mí?
- En definitiva, ¿cuántas veces he sido mosca hoy y cuántas veces he sido Abeja?