¿Es el deseo el origen del sufrimiento?
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Para Epicuro, para Buda, también en los estoicos y muchas otras éticas y filosofías dicen que el deseo es el origen del sufrimiento, pero creo que deberíamos distinguir entre deseo y apego.
De hecho crea una fuerza una dinámica que nos ayuda a conseguir objetivos a impulsarnos por el camino de la vida a superarnos, a ayudar a otros; está también el deseo de sabiduría, el deseo de la perfección.
Y en ese sentido sin el ego por medio podemos desear mejorar en la vida, desarrollar mayor caridad, mayor compasión, desarrollar también los dones y carismas que todos poseemos.
Pero el problema realmente se basa en el deseo aferrado eso significa el apego.
Por eso el apego sí que es causa de sufrimiento existencial mientras que un deseo bien dirigido, abierto, sin soberbia, sin ego por medio, es una fuerza maravillosa que nace de la motivación. Por eso desapegarse no significa abandonar el deseo sino precisamente abandonar el ego que se apega a él y limita además nuestra experiencia en la vida.
No se trata tampoco de frialdad emocional. Desapegarse es un estado que no es anestesia afectiva significa realmente controlar el deseo para no ser esclavos del mismo.
Vamos a leer lo que dice Aham Sumedo en su acertado escrito La mente y el camino, dice así:
El no apego no significa quitarse de encima a tu esposa o esposo significa liberarte de las visiones erróneas con respecto a ti y a la persona o personas con las que compartes tu vida. Entonces descubrirás que allí hay amor pero que no estás apegado al mismo. No distorsiona ni aferra, ni agarra. La mente, libre de este apego es capaz de cuidar y querer a los demás en el sentido más puro del amor pero cualquier apego siempre lo distorsionará«

Maravillosas palabras que indican precisamente esta diferencia entre deseo y apego que quizá Epicuro, Buda, los estoicos y, como decíamos otras filosofías, quizá no supieron separar entre deseo y diferenciarlo del apego, que sí genera sufrimiento como bien se indica en el budismo.
la autonomía espiritual no significa convertirse en esclavo del deseo o a partir del deseo apegado obsesivo, compulsivo puede surgir la ansiedad y puede surgir el sufrimiento.
Pero un deseo bien dirigido limpio fuerte o motivado libre no encadenados a él es la fuerza y la gasolina que nos impulsa a conseguir objetivos en la vida. Y además cuando es un deseo sano universal caritativo un deseo que va en pos de la liberación personal de la ayuda al prójimo pues es una maravillosa fuerza que además nos libera al mismo tiempo que provoca un feedback una retroalimentación afectiva liberadora y sanadora de nuestro ser.
No podemos sanar a los privilegiados sin emancipar a los oprimidos como bien comentó en su momento un gran filósofo; pero lo que sí es cierto que si no queremos estar solos, en esa soledad del alma, debemos desear la liberación, debemos desear el cambio; debemos desear limpiamente tener más sabiduría, más conocimiento, mayor motivación, mayor estímulo
Pero cuidado con las cadenas del apego quizás esta diferencia es lo que realmente puede ayudarnos a desear liberarnos del apego y a desear, –valga la redundancia- el deseo de liberación del ser.
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Sobre el Autor
Javier Akerman
P. Francisco Javier Akerman-Alonso Presbítero anglicano, licenciado en psicología y maestro de yoga tibetano y meditación. Profesor titular de Religiones Orientales, Psicología Pastoral y Fenomenología de la Religión en el “Centro de Estudios Anglicanos” (Iglesia Española Reformada Episcopal – Comunión Anglicana. Autor de varios libros: Cocina para sanar emociones; 101 Remedios naturales infalibles, Sexo ¡Naturalmente!; 101 perlas budistas y cristianas.

