¡Ven Espíritu Santo!
¡Ven Espíritu Santo!
El Espíritu Santo sopla donde quiere, cuando quiere y cómo quiere. La celebración de la fiesta de Pentecostés cuando el Espíritu Santo bajó sobre María, la madre de Jesús, y los apóstoles, nos sirve para recordar algunos principios de su acción en el mundo.
Al Espíritu no se le percibe por los sentidos: no se le puede ver, ni oír, ni gustar, ni oler, ni tocar. Los sentidos acostumbrados a trabajar intensamente, si cabe más hoy en día, no están preparados para sintonizarse con El. Solo desde el espíritu, desde el alma, desde el corazón, a través de la intuición se puede saber algo de Él, se le puede descubrir como nuestro compañero, nuestro guía.
Cuentan que el Hermano Lorenzo, un religioso del siglo XVII se quedó mirando a un árbol y entró en éxtasis místico, durante un tiempo indeterminado. Todo el mundo ha visto un árbol, todos sabemos lo qué es, pero ¿cuántos han sentido lo mismo que el Hermano Lorenzo ante él?
Ahí está la diferencia, los seres humanos miramos las hojas, el tronco, las ramas, podemos tocarlas, …, percibirlo a través de los sentidos pero solo un místico con los ojos del espíritu, con la intuición puede llegar a sentir un éxtasis místico ante un árbol. Esta es la diferencia entre los seres humanos comunes de los que son seres espirituales. Estos últimos pueden sintonizar con los otros seres, incluso la naturaleza y percibir que en ella se mueve el Espíritu de Dios. Con la intuición descubren su presencia en cada uno de los seres y de forma especial en el ser humano.
«El Espíritu es mi alimento; el Espíritu es mi gozo; el Espíritu es mi templo y mi audiencia; el Espíritu es la biblioteca de la que extraigo inspiración; el Espíritu es mi amor y mi Bienamado. El Espíritu de Dios es el que satisface todos mis deseos, porque en Él hallo toda la sabiduría, todo el amor, toda la belleza, todas las cosas», dice Yogananda, un místico hindú.
Por eso con el corazón canto:
Ven Espíritu Santo llena mi corazón de paz, de alegría, de compasión, haz que perciba tu presencia en todo y cada uno de los momentos de mi vida. Amén.
¡Feliz día de Pentecostés!
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