Nuestro destino

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Dijo Jesús: “Fijad vuestra mirada en el Viviente mientras estáis vivos,
no sea que luego muráis e intentéis contemplarlo y no podáis”.
 

Es mientras estamos vivos que nos labramos nuestro destino y lo hacemos a cada instante con nuestras manos (las obras), siendo el cincel, los sentimientos, y el martillo que percute, los pensamientos.

Entonces, cuán acertado es el consejo de Jesús que nos insta a mantener la atención siempre concentrada en Dios; pues si en Él fijamos nuestra mirada, no le damos oportunidad al maligno de que entre en nosotros haciendo desviar cualquier buena intención hacia sus intereses, aunque más no sean ellos la simple y aparentemente inocente distracción, pues si tan sólo distraídos nos atrapa la muerte, qué horror para nuestra alma que desperdició una vida sin avanzar en el camino hacia Él, y en el estado de espíritu, ya sin cuerpo, lo buscamos para poder contemplar Su rostro y no podremos, pues habremos desviado nuestro destino.

Graciela Zaimakis
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La imagen es de Francisco Castro Miramontes ofm, desde o Alto do Cebreiro– Galicia España

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