Cristianos alienados y enajenados
Necesitamos una brújula, hoy –imagino que como en todas la épocas de la historia-, necesitamos urgentemente una brújula: para saber qué hacemos con la medicina, con la energía atómica, con los recursos naturales y limitados del planeta, para organizar la vida social entorno a nuevos valores, para un diálogo fructífero entre las culturas, y sobre todo, para saber qué decimos cuando hablamos de religión. Si casi todos los ámbitos científicos y culturales han entrado en crisis, la religión de una manera más profunda. Han dejado de valer los parámetros tradicionales de la religión como magia o simplemente fuga de las realidades terrenas; ha entrado en crisis la religión tradicional como tranquilizadora conciencias o alienante.
La religión que lleva a la enajenación
Este era el sentido general de la pregunta, o la acusación, que nos dirigía Eric Fromm, cuando afirmaba que la religión es un recurso donde alojar el vacío de uno mismo. A estos los llama los enajenados, alienados, idos de sí, porque se han instalado en otra cosa que no sea el hombre mismo. Decíamos que aunque Fromm no fuera creyente, no juzgaba a todos los creyentes como alienados, sólo a quienes llevados por la inercia religiosa, desprecian y niegan el valor de la religión, como camino hacia la plenitud del hombre, -Dios, decimos los creyentes.
El hombre no puede vivir sin religión
El hombre no podrá vivir nunca sin religión y, como él mismo dice, no es posible no tener religión y seguir cuerdo. Y en ese sentido general de religiosidad, la religión que antes y en el futuro ha de servir como brújula, o sistema de orientación seguirá siendo necesaria. Sin embargo, mientras vivimos el tiempo de crisis, como ha sucedido en etapas anteriores en la historia de las religiones, hoy los dioses del más allá han sido sustituidos por la máquina, la tecnología, el cientifismo, el dinero, la política. Es y era la tentación básica de la religión, entendidos y vividos estos nuevos ídolos como seguridades. Defendemos la religión, pero acabamos descubriendo que ésta hoy se ha prostituido.
Seguimos en el próximo artículo con La religión como brújula.
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Sobre el Autor
P. Juan José
Juan José Fernández Ibáñez, jesuita crecido en Carrión de los Condes, provincia de Palencia, en el centro kilométrico del Camino de Santiago español. Es licenciado en Filosofía y en Ciencias de la Información, además de haber realizado estudios de teología en la Universidad de Comillas. Ha sido profesor de Comunicación Audiovisual en la Universidad Complutense, en la de Deusto y en la de Comillas. Director del programa “Temas Candentes” en la COPE entre los años 1975 a 1984. Siempre vinculado a los Medios de Comunicación Social, de manera especial a la Radio, los últimos años de su vida fue Director de RADIO VATICANO para lengua española en Europa y Latinoamérica. Falleció en Valladolid el 7 de febrero de 2009, mientras le repetían al oído aquella oración que el rezaba en su humilde celda jesuita con sencillez: “Gracias, Señor, por el día que ahora acaba: por todo lo bueno que hice o me ocurrió… Perdona mis fallos y malicias. Hazme reconocer unos y otras. ¿Cómo piensas Tú sobre el día de hoy y lo que en él ocurrió? Déjame que me queje ante ti de las cosas que me pesan en el corazón. Todo y todas quedan en tus manos. Ayúdame a descansar. Amén”. Es autor de varios libros sobre las posibilidades pedagógicas de la imagen, entre ellos, El cine en el aula. En la editorial De Oriente a Occidente ha publicado, Seguimos tus huellas, La pareja que cambió la historia y El peregrino insatisfecho. Página web personal: https://juanjosefernandezsj.wordpress.com/
