La experiencia fundadora del Islam. 1. La luz

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  1. La luz en la experiencia espiritual de Mahomamahoma

Es la primera idea. Como todos los grandes y auténticos movimientos de la humanidad, los movimientos religiosos de la historia, el Islam tiene su origen en la experiencia ardiente del místico de Dios, en el encuentro indecible con el Dios uno y único, experiencia personal, profunda, total, transformante y decisiva de un hombre llamado Mahoma. El punto germinal, raíz y razón del Islam está en esta experiencia de Dios de ese hombre nacido en La Meca en el 570, y sobre el que todos eran unánimes al afirmar que era un hombre piadoso, honesto y caritativo, a cuyo buen juicio recurría frecuentemente la comunidad. Se le conocía por el sobrenombre de «el piadoso, el equitativo, el amigo del necesitado y defensor del oprimido» y este otro piropo indecible: «el hombre plenamente de acuerdo con Dios». Y recuerdo esta oración del salmo sufí, que decía Mahoma:

«¡Oh, Dios mío!, pon una luz en mi corazón,
una luz en mi tumba, en mi oído, en mi vista,
en mis cabellos, en mi piel, en mí carne,
en mi sangre, en mis huesos…
Una luz ante mí, una luz detrás de mí, a mi derecha y a mí izquierda.
¡Oh, Dios mío!, acrecienta mi luz, dame luz, hazme luz,
¡Oh luz de la luz! Por tu misericordia, ¡oh misericordioso!

Y aquí quisiera adelantar una doble observación: La dificultad de Occidente para entender el Islam viene del hecho de negarle a Mahoma esta experiencia, motor de toda su vida y de su obra; negamos su encargo profético, y entonces tenemos que buscar otros motivos que serán generalmente negativos: ambición de poder, liderazgo político, obra del diablo o de un esquizofrénico perdido… De ahí el desprecio y las calumnias que hemos amontonado. Y también indicar el camino que tenemos que desandar, el que señalaba el cardenal Tarancón en el segundo Congreso Islamo-cristiano de Córdoba: «Cómo se puede apreciar al Islam y a los musulmanes sin apreciar a su profeta y a los valores que han promovido la vida de éstos?», ¿cómo vamos a apreciar a esa gente que llega, si a su fundador y a la religión creada por él la cargamos de tantos prejuicios?

Emilio Galindo Aguilar

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