¿El dragón del materialismo es invencible?

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Foto Andrés de Artabro

No hay camino hacia atrás  (II )

El Papa Benedicto XVI lo recordaba con motivo de la fiesta de la Asunción de María. “El dragón del materialismo que parece imponerse en la sociedad no es invencible, pues Dios y su amor son más fuertes. El poder de los emperadores romanos anticristianos, desde Nerón hasta Domiciano parecía ilimitado; el poder militar, político, propagandístico del imperio romano era tal que ante él la Iglesia daba la impresión de ser una mujer indefensa, sin posibilidad de supervivencia, y mucho menos de vencer. Y sin embargo, sabemos que al final venció la mujer indefensa, no venció el egoísmo ni el odio; venció el amor de Dios y el imperio romano se abrió a la fe cristiana. También hoy existe el dragón, de maneras nuevas, diferentes. Existe en la forma de ideologías materialistas que nos dicen: es absurdo pensar en Dios, es absurdo cumplir los mandamientos de Dios, son algo del pasado. También hoy vemos ciertamente que el dragón quiere devorar al Dios hecho niño. No tengáis miedo por este Dios aparentemente débil. La lucha ya ha sido superada. También hoy este Dios débil es fuerte: es la verdadera fuerza”.

Cuando el Papa dice que la lucha ha sido superada, no nos está invitando a una instalación idolátrica en la religión cristiana, la lucha sigue y se actualiza en la existencia de cada uno y en la Iglesia de cada época. El paganismo no ha sido erradicado todavía en nosotros mismos, los cristianos; seguimos siendo idólatras en muchas formas de nuestra religiosidad.

Hay gente que dice: ¡A mí que no me toquen el Papa! Está muy bien respetar, obedecer y dejarse guiar por el Papa, ¿pero qué significa el Papa para ti? Si un Papa pusiera la política, o el dinero, por encima del Evangelio, ¿obedecerías al Papa? Eso es poner tu cabaña en el Papa, y si el Papa se hunde, ¿te hundirás tú con él? Recordemos al profeta Jeremías: «Maldito el que confía en el hombre».

El Papa es el vicario de Cristo, le queremos y le respetamos, pero no podemos poner cabañas en ningún hombre. Y la gente que tiene cabañas puestas en las prácticas rutinarias sacramentales o en el cumplimiento de las misas dominicales tienen los días contados. Sí, el hombre de verdad se ayudará de mil cachabas, pero no se puede fiar de ellas; uno se ha de fiar sólo de Dios; se podrá sentar un día al borde del camino, porque está cansado o se ha caído, pero mañana ha de seguir caminando si quiere llegar al Dios verdadero. Los dioses falsos no existen, los inventamos nosotros para construir una religión cómoda.

Resumamos el camino de hoy: si has encontrado un tesoro debes ponerlo donde la polilla y la herrumbre no los puedan corroer.

¿Y dónde está ese lugar? En esa tercera etapa del proceso total hacia donde caminamos: la Salvación. Todavía estamos en la etapa de la Creación en marcha, donde todo se hace viejo. Lo que nos importa es el hombre nuevo, nacer siempre de nuevo.

Juan José  Fernández Ibáñez  sj

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